“Si recordamos que la leche materna no es solo alimento, sino que es sobre todo amor, comunicación, sostén, presencia, cobijo, calor, palabra, sentido…, entonces nos resultará absurdo negar el pecho: “Porque no le toca”, “Ya comió” o “Es capricho”. Acaso es capricho cuando necesitamos un abrazo prolongado del hombre que amamos?" Laura Gutman

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En mi trabajo como consejera de lactancia he visto como, cuando la lactancia es exitosa, se convierte en una maravillosa y placentera herramienta de autorrealización, ver a nuestros bebés coger el pecho correctamente, alimentarse de la leche que produce nuestro cuerpo, coger peso, buscar y pedir el pecho, tocarnos al mismo tiempo que buscan nuestra mirada, es una experiencia que nos hace sentir felices y plenas. Y como no, si la oxitocina, también conocida como la hormona del amor, es la responsable de la eyección de la leche del pecho materno. Es decir, cada vez que damos el pecho, de forma segura, voluntaria y placentera, se produce una gran cantidad de oxitocina que inunda tanto a la madre como al bebé, les envuelve una nube de energía amorosa, que les vincula y les hace llenarse de amor.

Lamentablemente cada vez es más frecuente ver madres que, queriendo dar el pecho, se encuentran con grandes dificultades, grietas en el pecho, acople superficial, dolor, insuficiente producción de leche materna, cansancio, bebés que no suben de peso, frustración producto de expectativas irreales en cuanto a las demandas del recién nacido, etc. Estas dificultades llevan a las madres a vivencias muy fuertes de frustración, inseguridad, tristeza, desesperación, agotamiento y quiebre.

Pienso que al igual que el parto respetado, la lactancia debería convertirse en una prioridad de la sociedad. Cuidar física y emocionalmente al recién nacido y a la madre, es la base para transformarnos en una sociedad amorosa y solidaria. Cada vez que una madre y un bebé se “encuentran”, es decir se conectan en una experiencia segura, tranquila, calmada y amorosa, entonces hay un futuro adulto (el bebé), un ser humano, que experimenta el mundo como un lugar bondadoso, positivo y donde se puede ser feliz, al mismo tiempo hay una madre que gracias a esta nueva experiencia amorosa de maternidad e independientemente de sus circunstancias pasadas, ve el mundo con amor y esperanza. 

Lactancia somos todos, pediatras, ginecólogos, matronas, enfermeras, profesionales de la lactancia, abuelos, abuelas, padres, madres, amigos, todos podemos ayudar, que una madre que quiere dar el pecho nunca se encuentre sola, en abandono, en frustración, apoyemos, acompañemos, ofrezcamos ayuda concreta, sostengamos a un recién nacido 2 horas para que esa madre pueda dormir un poco, llevemos comida o cocinemos allí donde hay una madre y un recién nacido, limpiemos cuando se necesite, ofrezcámonos a lavar la ropa en una casa donde la madre y el padre están agotados, llamemos a una consultora de lactancia cuando la madre tenga dificultades con el pecho. 

Futuras madres, la lactancia puede ser una experiencia maravillosa, no te lo pierdas. Infórmate, busca ayuda. Tu cuerpo de mujer está capacitado para producir la cantidad de leche que tu bebé necesita, tu bebé está programado con el reflejo de succión para acoplarse a tu pecho de forma correcta. Hoy en día, hay muchas estrategias y técnicas para aumentar la producción de leche, corregir el acople, calmar al bebé, evitar el dolor al dar el pecho, continuar con la lactancia después de la incorporación de la madre al lugar de trabajo, etc. La mayoría de las dificultades se pueden sobrepasar con información y apoyo. No te quedes sola en este maravilloso camino de amor.